En el ámbito de la atención sociosanitaria a personas en situación de dependencia, uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta es la atención centrada en la persona. Se trata de un enfoque que pone al individuo en el centro de todas las decisiones y acciones que se llevan a cabo en su cuidado. A través de este enfoque, se busca garantizar que la persona reciba una atención personalizada, respetuosa y digna, teniendo en cuenta sus necesidades, preferencias y capacidades individuales.
¿Cuál es el objetivo principal de la atención centrada en la persona?
La atención centrada en la persona es un modelo de cuidado que se basa en el respeto por la autonomía, la dignidad y la individualidad de cada individuo. Se trata de un enfoque holístico que reconoce la importancia de tener en cuenta no solo las necesidades físicas de la persona, sino también sus emociones, su historia personal, sus valores y sus preferencias.
En este sentido, la atención centrada en la persona se aleja de un enfoque tradicional y paternalista, en el que el profesional de la salud toma decisiones en nombre del paciente, sin tener en cuenta su opinión o participación activa. Por el contrario, este enfoque promueve la participación activa de la persona en todas las decisiones relacionadas con su cuidado, fomentando su autonomía.
¿Cómo llevar a cabo la atención centrada en la persona?
En primer lugar, es necesario conocer a la persona en profundidad, teniendo en cuenta su historia personal, sus preferencias, sus valores y sus necesidades individuales. Esto implica establecer una relación de confianza y empatía con la persona, escuchando activamente sus preocupaciones y sus deseos.
Además, es importante involucrar a la persona en todas las decisiones relacionadas con su cuidado, respetando su autonomía y su capacidad para tomar decisiones informadas. Esto implica informar a la persona de todas las opciones disponibles, explicando de forma clara y comprensible los posibles beneficios y riesgos de cada opción
Cómo y dónde quiero que me cuiden
En este sentido, es fundamental tener en cuenta las preferencias y deseos de la persona en relación con su cuidado. Algunas personas pueden preferir recibir cuidados en su propio hogar, rodeadas de sus seres queridos y en un entorno familiar y confortable.
Es importante respetar estas preferencias y adaptar el cuidado a las necesidades individuales de cada persona. Esto implica tener en cuenta factores como la accesibilidad, la calidad de los servicios, la disponibilidad de recursos y la cercanía de la familia y los seres queridos.
Nuevos roles profesionales
En el contexto de la atención centrada en la persona, han surgido nuevos roles profesionales que tienen como objetivo garantizar la calidad y la personalización de los cuidados. Estos nuevos roles incluyen, por ejemplo, el profesional de referencia, que se encarga de coordinar y gestionar todos los aspectos del cuidado de la persona, asegurando que se cumplan sus necesidades y preferencias.
Empatía y escucha activa
Estas habilidades son fundamentales para establecer una relación de confianza y respeto con la persona, fomentando su participación activa en todas las decisiones relacionadas con su cuidado. Además, permiten al profesional comprender las necesidades y preferencias de la persona, adaptando el cuidado de forma personalizada y respetuosa.
El profesional de referencia
El profesional actúa como un punto de contacto principal para la persona y su familia, coordinando la atención con otros profesionales y servicios, y garantizando una comunicación fluida y efectiva. Además, este profesional se asegura de que se respeten los derechos y la autonomía de la persona, promoviendo su participación activa en todas las decisiones relacionadas con su cuidado.
Comunicación asertiva
La comunicación asertiva permite al profesional de la salud expresar de forma clara y comprensible la información relevante para la persona, asegurando que se entiendan las opciones disponibles, los posibles beneficios y riesgos de cada opción, y las implicaciones de las decisiones tomadas. Esta habilidad es fundamental para garantizar una atención personalizada y de calidad, respetando la autonomía y la dignidad de la persona.
Estilos de respuesta
Existen diferentes estilos de respuesta, como la respuesta reflexiva, que consiste en devolver a la persona sus propias palabras para que reflexione sobre sus pensamientos y emociones; la respuesta empática, que implica mostrar comprensión y empatía por las emociones de la persona; y la respuesta informativa, que implica proporcionar información clara y comprensible sobre las opciones disponibles y las implicaciones de las decisiones tomadas.
Estos estilos de respuesta son fundamentales para establecer una relación de confianza y respeto con la persona, fomentando su participación activa en todas las decisiones relacionadas con su cuidado. Además, los estilos de respuesta permiten al profesional adaptar su comunicación a las necesidades y preferencias individuales de la persona, garantizando una atención personalizada y de calidad.
