Muchos cuidadores familiares piensan que por el hecho de cuidar, tienen que dejar en un segundo plano a sus familiares y amigos, lo que implica que cada vez se relacionen menos con los temas y que acaben sintiéndose solos y abandonados. Pueden llegar incluso a olvidarse de sí mismos, dejando de cuidar su propia salud.
¿Cómo detectar el aislamiento?
“Relacionarse con familiares, amigos u otros cuidadores familiares evita la soledad y el aislamiento “
El problema es que todo ello se hace muchas veces de forma inconsciente, sin darnos cuenta hasta que ya es demasiado tarde.
Hacernos las siguientes preguntas puede ayudar a tomar conciencia del estado de soledad o de aislamiento que padecemos:
- ¿Cuánto tiempo hace que no quedo con los amigos o hago reuniones familiares?
- ¿Dispongo de algunas horas a la semana para dedicarlas exclusivamente a mí mismo?
- ¿Recuerdo la última vez que realicé aquella actividad agradable que solía hacer con regularidad?
- ¿Tengo la sensación de estar agotado todo el día y de que necesito tiempo para poder descansar?
- ¿Siento que soy la única persona que puedo cuidar de mi familiar?
- ¿A quién puedo acudir para explicar lo que me esta pasando?
¿Cómo prevenir la soledad y el aislamiento?
Puede servir de ayuda planificar durante una semana los espacios libre de que disponemos a fin de proponernos un objetivo a corto plazo como realizar un actividad agradable que hace tiempo que se ha dejado de hacer. Otros consejos son
- Dedica un tiempo al día a uno mismo haciendo algo que nos guste
- Relacionarse con los demás: familiares, amigos y otros cuidadores familiares que estén sanando por la misma situación
- Compartir las propias experiencias con otras personas
- Buscar nuevas amistades
- Intentar salir de casa un día o una noche a la semana para descargarse y desconectar de los problemas. Aunque parezca imposible, pueden encontrarse modos de hacerlo. Las cosas se ven mejor después de un descanso.
- Tan importante es la cantidad como la calidad de las relaciones con los demás. Hay que encontrar amigos que nos hagan reír y sentirnos bien con nosotros mismos.
- Si alguien nos ofrece ayuda, no debemos rechazarla. Debemos aceptarla, aunque la persona en situación de dependencia se oponga.
Bibliografía: Un cuidador. Dos vidas. Programa de atención a la dependencia. Apoyo al cuidador familiar. Obra Social “La Caixa” Volumen 1.