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Mi madre no quiere a una cuidadora en casa

“Mi madre no quiere a una cuidadora en casa”. Es el miedo más común.

“Mi madre necesita ayuda en casa, en varias ocasiones se ha dejado algún fuego de la cocina encedido,la limpieza de casa ya no es tan asidua ni tan honda como antes. ¿Necesitará que alguien le eche una mano? De momento puedo hacerlo yo.”

“Hoy a mamá se le ha olvidado tomarse la medicación, le pondré un pastillero con alarma”

“Nada, el pastillero sigue completo, no hace caso a la alarma”

“Anoche me llamó la policía, mi madre salió de casa y no puso volver”.

NECESITAMOS AYUDA.

Estas situaciones son indicadores claros y objetivos que una persona,  tanto mayor o con deterioro cognitivo requiere cuidados en casa.

Pero, ¿qué ocurre cuando la persona que va a recibir cuidados no quiere ayuda?

Desde AID abogamos siempre por el respeto al derecho de autonomía , es decir,  la persona debe decidir sobre su vida, por lo que es importante escucharla y conocer sus preferencias. Esto es muy bien, pero…¿ y si la persona no es consciente de que necesita ayuda?

Llegados a este punto, su red de apoyo más cercana debe ser consciente si la persona en cuestión , es capaz de asumir las consecuencias de no recibir la ayuda necesaria y si no lo es, deberemos ofrecerlo todo lo necesario para que mejore su calidad de vida y pueda continuar en casa.

El miedo más común

Que la persona mayor   no quiera a la cuidadora en casa, suele ser un “miedo” habitual de la familia.   Y es que la persona mayor puede sentirse poco útil, como una carga e incluso hasta frustrada porque no se respetan sus decisiones o porque ya no puede  continuar con su vida habitual.

Para facilitar la adaptación, tanto del núcleo familiar, como de la cuidadora y  de la persona mayor, puede realizarse una hoja de ruta personalizada:

Desde AID, proponemos:

1.- Favorecer una relación de igual a igual, es decir, que la profesional conozca todo lo necesario de la persona mayor y ésta conozca a la profesional que acudirá a su domicilio.

2.-  Establecer un periodo de adaptación por horas, de menos a más, hasta conseguir el periodo de horas cuidado completo que necesite la persona mayor.

3.-  Incluir a la persona mayor en el plan de cuidados, para que compruebe que ella posee el control sobre  el servicio y llegar a un acuerdo, siempre que sea necesario.

4.-  Formar a la profesional en el cuidado personalizado de la persona mayor, incluyendo los intereses  rutinas de ésta, hasta conseguir crear un vínculo entre ambas.

5.-  Contar con la familia para favorecer el bien desarrollo del servicio en el domicilio.

6.- Dar tiempo. Cada persona es diferente a otra y necesita un tiempo para adaptarse a la nueva situación.

Cuidar en casa no es fácil, pero si es lo que la persona mayor o en situación de dependencia siempre ha querido, se ha de contar con un servicio flexible , que no imponga el cuidado sino que acompañe tanto a la familia, como a la persona mayor en todo el proceso de adaptación  a la nueva situación.

RECUERDA

Es importante, contar con profesionales que no impongan el cuidado, sino que acompañen tanto a la familia, como a la persona mayor en todo el proceso de adaptación  a la nueva situación.

EN ATENCIÓN INTEGRAL A LA DEPENDENCIA NOS ENCARGAMOS DE TODO

Si consideras que tu familiar necesita cuidados en casa, servicios de rehabilitación, o cualquier apoyo,  ponte en contacto con nosotros. Te ayudamos en todo lo que necesites.

¿ALGUNA DUDA? LLAMANOS

info@aidependencia.es | 722 105 994 | 722 106 058